jueves, 8 de enero de 2009

¿Unos Matecitos?

Para muchos de nosotros es todo un ritual. Como un intrincado proceso que todos los días, al levantarnos, de forma celosa y sistemática nos obligamos a cumplir ya que si no es así, estamos seguros de no andar bien durante el resto de la jornada. Y todos tenemos para esta liturgia nuestros íntimos movimientos. Algunos hacen prevalecer en este proceso el tema del silencio y la luz en su justa medida, otros no le dan tanto valor a eso y acompañan el rito con las noticias de la mañana, ya sea por radio, el diario o la televisión. Unos damos valor, principalmente a la calidad de los artefactos requeridos para tan personal liturgia, y hay quienes son bastantes exigentes con la eficacia del componente tenido como más importante. Cierta gente acostumbra a darle mucha importancia a la temperatura de otro de los principales elementos de la ceremonia, otros no somos tan extremistas y, tal vez porque hacemos otras cosas al mismo tiempo, permitimos que la temperatura descienda sin afectarnos demasiado. Unos prefieren cumplir el ritual de todos los días solos, y no hay forma de que acepten algún intruso, aunque este sea de su propia familia. Otros somos más flexibles en cuanto a eso y permitimos la incorporación, no siempre, eso sí, de algún familiar o amigo. Algunos trasladan esta costumbre a otras horas además de la mañana. Suelen hacer lo mismo a media tarde, si es posible. Muchos hacen de este buen hábito un pretexto para reunirse a charlar las cosas de todos los días. Hay gente conocida por su costumbre de llevar a cabo este acto, en días de sol, en las plazas del barrio o del centro. No obstante todo esto, hay muchos que hacen a menos esta práctica por considerarla signo de barbarie e incultura. Pssssss... ¿Importa lo que digan?... igualmente a ninguno de nosotros, amantes de esta tradición tan nuestra, tan gaucha, tan argentina, nos pueden negar lo bueno de unos mates tan saludables.

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